lunes, 7 de enero de 2013

COMPARTIR EN NAVIDAD

La navidad es un momento mágico del cual suelo disfrutar visitando las amistades.    El vaivén de esta vida estresante y rápida, suele a veces poner  tantos obstáculos que pareciera imposible llegar a realizar este compartir.  Estando reunida con un grupo de amiguitos, la pregunta de un pequeño de siete años se quedo flotando en el aire. ¿Porqué compartimos?, lo dijo a su manera, quería saber  el porqué compartíamos una mesa  de desayuno previo a la navidad. No nos conocíamos y estábamos charlando conjuntamente con sus demás primos.  En años anteriores visitaba a  tres pequeños amiguitos, este año crecimos a siete, ampliándose gratamente este dulce compartir.


Los niños de ahora necesitan saber qué es lo que se espera de ellos y porque se producen las cosas.  Ellos perciben claramente que en esta época,  es de uso masivo, el siempre tratar de sacar un provecho a todo lo que esté disponible.   La inocencia de su pregunta requiere de una simple reflexión;  Jovencitos: Compartir es una palabra que tiene muchos conceptos porque  se profundiza en las relaciones humanas básicas.  Desde que el hombre tuvo necesidad de querer sobrevivir,  más allá de lo que su propia capacidad le daba, tuvo que relacionarse con sus congéneres para lograr sobreponerse a sus debilidades individuales y en grupo lograr todos los avances que en la actualidad disfrutamos.  Compartir hace referencia a la concesión gratuita de un beneficio que es susceptible de donar sin que exista ninguna obligación por contraer. Es importante  compartir el conocimiento, las buenas noticias, la alegría, el optimismo, la confianza, la fe en Dios y… la esperanza.  Compartir, también, los malos momentos es parte de nuestra vida, es necesario reconocer que necesitamos comunicarnos con quienes nos aprecian  para lograr vencer los problemas y dudas que nos acechan.
Un solo hombre no descubrió nada  por sí solo.  Antes de él, muchos otros tuvieron la imaginación de proponerlo y así fue creciendo un proyecto hasta lograrse plasmarse  en algo concreto.  La tecnología del cual estamos haciendo uso se remonta a los comienzos del uso de las matemáticas.  Hasta  1837, cuando la imaginación de  Charles Babbage,  ideo la primera  máquina analítica.  Mucha agua corrió bajo este puente,  porque los  hombres de ciencia se dedicaron a estudiar y mejorar semejante proposición.  Hoy prender la computadora es tan fácil, es un sueño hecho realidad.  Compartimos con muchísimas personas una misma tecnología. Una realidad que nos debe servir en nuestro progreso personal y grupal.  El alcance del conocimiento no tiene límites, podemos servirnos de él gracias a que muchos hombres fueron capaces de compartir  un mismo objetivo.  




 Jesucristo nos lo dejo como un legado. Nos enseño a compartir, a dar sin esperar nada a cambio.   En esta era de pérdida de valores,  esta verdad  nos hace esbozar una sonrisa de esperanza.  Gracias a este principio,  el mundo perdurara mientras existan seres que reconozcan que ser  hombres significa reconocer el valor de  compartir y tomar las necesidades del propio hermano como medida para las propias acciones, recordando siempre,  que todos provenimos de una misma fuente,  que los demás existen en nosotros, como nosotros existimos en los demás.





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