Leer el reloj es una tarea difícil de realizar en los primeros grados. |
El dominio del concepto del tiempo es
muy complejo tanto de enseñar como de aprender. En la educación primaria se
pueden ver los problemas que genera el
débil conocimiento de esta noción, tan importante en el desarrollo cognitivo,
cultural y social de los niños. El
tiempo es un concepto abstracto e
intangible, la naturaleza infantil se ve
en la difícil tarea de adaptarse, le
cuesta trabajo entender cómo se ordena
el mundo alrededor.
El desarrollo cognitivo del niño percibe
al mundo de manera confusa y mal organizada, en la construcción de lo que significa el
tiempo se tiene que empezar siempre por la experiencia vivida, como los hábitos diarios, los
momentos de la alimentación, el desplazamiento a lugares conocidos. Entrar primero a su mundo conocido,
reconocerlo, valorarlo para que el niño en confianza se deje llevar a
conocimientos más complejos que le exige el mundo moderno. Este es el punto de inicio de la didáctica
escolarizada: Primero enfatizar el tiempo
vivido ya conocido; lo intuitivo. Para proseguir con lo operativo; el
aprendizaje de dos categorías temporales: La frecuencia y la regularidad. Se
recurre a la descentración, sacarlo de
su vivencia y enseñarle las actividades ajenas, por ejemplo la actividad que
realizan todos los niños cuando llegan a diario con sus padres al colegio a una
determinada hora. El niño, va asociando vivencias conocidas de su entorno,
sufrimiento, hambre, alegrías. El ritmo
que se produce y cuando se produce, va ordenando su conocimiento logrando
etiquetar los instantes que se producen.
Un segundo momento se presenta con el estadio del tiempo percibido, cuando
el niño se ve incentivado a un orden, organización que tiene que asumir al ser
parte de un conjunto de alumnos de una misma institución. Todos tienen que
seguir una misma secuencia; hora de entrada, saludar al entrar, el recreo,
despedirse al salir. Estas situaciones maduran el cambio de comportamiento en
el que se ve involucrado.
Un tercer estadio es el tiempo
concebido, que es la resultan de del conocimiento alcanzado en la maduración
del niño. Tiene un concepto claro sin tener referencias que lo guíen. En los
primeros años de educación primaria,
regularmente los niños demoran en culminar la construcción de esta noción.
Siendo que el aprendizaje del tiempo se inicia dentro del seno familiar mediante procesos de maduración cognitiva, el desconocimiento sobre su importancia es el principal
obstáculo para estimular este concepto. El
niño no tiene una guía que fortalezca su
posterior desarrollo de la etapa escolar.
Para el niño, el tiempo le parece más
rápido que para un adulto, de allí que
los periodos de atención son más cortos.
La estimulación del educando, tiene que ser propicia en contenidos
actualizados y en metodologías dinámicas que incluyan no solo elementos
conocidos, también nuevos y llamativos.
Con un apropiado conocimiento del entorno del estudiante, esto dará como
resultado un conocimiento firme, sentido de orden, disciplina, poder de uso y valoración de su tiempo.
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BIBLIOGRAFIA.
PIAGET, (1978). EL DESARROLLO DE LA
NOCIÓN DE TIEMPO EN EL NIÑO.
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