siempre, vi a mi madre sonreír
cuando tempestades acosaban nuestra casa,
pocas lágrimas dejaba ver en su rostro.
flotaba yo; en incesantes juegos, riendo.
confiando en la tibieza de esta bella mujer
sintiéndola inaccesible a debilidad alguna.
por la vida, trato los pasos de ella seguir
con una noticia muy grave me encontré
me llenó de vergüenza y la guarde
en lo mas profundo de mi ser.
con mucha pena supe, amado hijo;
que la vida, es tan poderosa que debilita
las grandes fortalezas que me forje.
Sé, que no entenderías: simplemente
las madres somos seres iguales a ti
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